martes, 29 de enero de 2008

"¿Por qué cuentas historias?"

"Padre: ¿Tiene que haber ocurrido realmente una historia para ser verdadera? No, nunca dije semejante cosa. Para comunicar una verdad sobre relaciones o para ejemplificar una idea. La mayor parte de las historias importantes no se refieren a cosas que realmente ocurrieron. Son verdades en el presente, no en el pasado. Por ejemplo, el mito de Kevembuangga que mató al cocodrilo del cual los iastmul creen que mantiene el universo en un estado foruito.

Hija: Dejemos eso de lado. Lo que deseo saber es por qué cuentas tantas historias y por qué principalmente son historias sobre ti mismo.

Padre: Pues ciertamente puedo asegurarte que sólo unas pocas de las historias de este libro se refieren a mí y eso sólo aparentemente. Pero sobre la pregunta de por qué cuento tantas historias, puedo contarte un chiste. Había una vez un hombre que poseía una computadora a la cual le preguntó: "¿Serás capaz de pensar como ser humano?". Después de oírse unos crujidos y rechinamientos, salió de la computadora una tira de papel que decía: "Esto me recuerda una historia...

(...)

Hija: ¿Qué es pues una historia? Y además, ¿hay otra clase de historias, como los sermones predicados junto a los arroyos? ¿Y los árboles? ¿Piensan en historias? ¿Cuentan historias?

(...)

Padre: Muy bien, lo cierto es que yo cuento historias y a veces Gregory es un personaje de la historia y a veces no lo es. Con frecuencia el cuento sobre un caracol o sobre un árbol es también una historia sobre mí mismo y también una historia sobre ti. La verdadera destreza está en saber lo que ocurre cuando las historias se colocan la una junto a la otra."


(Mary Catherine Bateson en "El Temor de los Ángeles. Epistemología de lo Sagrado." Gedisa. Barcelona. 2000. Págs. 45, 46)

lunes, 28 de enero de 2008

"Sueño, despertar, noche, mañana."

CLOV (igual).-... que es fácil. Se me ha dicho, esto es la amistad, sí, sí, te lo aseguro, no necesitas buscar más. Se me ha dicho, aquí es, detente, levanta la cabeza y contempla este esplendor. ¡Este orden! Se me ha dicho, vamos, no eres un bruto, medita sobre aquellas cosas y verás cómo todo se aclara. ¡Simplemente! Se me ha dicho, todos esos heridos de muerte, con qué ciencia se les cuida.

HAMM.- ¡Basta!

CLOV (igual).- Me digo algunas veces, Clov, es necesario que sufras más que ahora, si quieres que se cansen de castigarte algún día. Me digo, a veces, Clov, es necesario que estés allá mejor que aquí, si quieres que te dejen partir, un día. Pero me siento demasiado viejo, y demasiado lejos, para lograr adaptarme a nuevas costumbres. Bien, esto no terminará nunca, nunca partiré. (Pausa) Luego, un día, de repente, esto termina, cambia, no lo comprendo, se muere, o yo, no lo comprendo, ni esto tampoco. Lo pregunto a las palabras que quedan, sueño, despertar, noche, mañana. Nada saben decir. (Pausa.) Abro la puerta del calabozo y me voy. Voy tan encorvado que tan sólo veo mis pies, si abro los ojos, y entre mis piernas un poco de polvo negruzco. Me digo que la tierra se ha extinguido, aunque nunca la haya visto viva. (Pausa) No hay problema. (Pausa) Lloraré de felicidad.


(Samuel Beckett en "Fin de Partida". Millenium. Madrid. 1999. Páginas 90, 91)