lunes, 28 de enero de 2008

"Sueño, despertar, noche, mañana."

CLOV (igual).-... que es fácil. Se me ha dicho, esto es la amistad, sí, sí, te lo aseguro, no necesitas buscar más. Se me ha dicho, aquí es, detente, levanta la cabeza y contempla este esplendor. ¡Este orden! Se me ha dicho, vamos, no eres un bruto, medita sobre aquellas cosas y verás cómo todo se aclara. ¡Simplemente! Se me ha dicho, todos esos heridos de muerte, con qué ciencia se les cuida.

HAMM.- ¡Basta!

CLOV (igual).- Me digo algunas veces, Clov, es necesario que sufras más que ahora, si quieres que se cansen de castigarte algún día. Me digo, a veces, Clov, es necesario que estés allá mejor que aquí, si quieres que te dejen partir, un día. Pero me siento demasiado viejo, y demasiado lejos, para lograr adaptarme a nuevas costumbres. Bien, esto no terminará nunca, nunca partiré. (Pausa) Luego, un día, de repente, esto termina, cambia, no lo comprendo, se muere, o yo, no lo comprendo, ni esto tampoco. Lo pregunto a las palabras que quedan, sueño, despertar, noche, mañana. Nada saben decir. (Pausa.) Abro la puerta del calabozo y me voy. Voy tan encorvado que tan sólo veo mis pies, si abro los ojos, y entre mis piernas un poco de polvo negruzco. Me digo que la tierra se ha extinguido, aunque nunca la haya visto viva. (Pausa) No hay problema. (Pausa) Lloraré de felicidad.


(Samuel Beckett en "Fin de Partida". Millenium. Madrid. 1999. Páginas 90, 91)

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