domingo, 10 de febrero de 2008

Intento de leer a Pasolini en la calle

Sabían que aquel sábado de febrero volvería a amanecer sin el invierno.
Cuando la naturaleza se contradice a sí misma el sol del mediodía no hace daño.
La luz, inconsciente, no duele.

Y las calles mojadas son ya sólo melancolía para el que desea encontrar un poco de intimidad en una ciudad cuyos personajes juegan, inocentes, justamente cobardes, a pensar que la mañana no terminará.

Y me tengo que escapar.

Pasolini.
En la tarde. En una plaza olvidada de piedra industrial.
"Poesía en forma de rosa."
Lo derrotado. Lo que ha dejado de ser.
Para nada: el tiempo pasa.
Las ruinas son angustiosas por eso;
Porque hoy, vistas a contraluz, no sirven para nada.

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