sábado, 16 de febrero de 2008

Sobre la Sacra Conversación entre la Virgen María y el Pez muerto


- ¿Es tan digno desecarse en un calle adoquinada de Oporto, que orar orlada de lentejuelas sobre una base de silicona? - Preguntó el Pez muerto.

- Sí, es igual de digno, querida criatura del Señor- aseguró la Santísima Madre. - Quedar fuera de servicio en ambas situaciones es uno de los designios inescrutables que nos tiene reservado la Divina Providencia. Permanecer fuera del tiempo es residir en la morada del Padre Eterno antes de que llegue Su Juicio. Somos muestras de la Misericordia Divina . ¿Por qué crees que Nuestro Padre deja ver la cuenca vacía de tus ojos en la vía y mi imagen orlada de brillo y destello? Él es misericorde y enseña a los hombres la prontitud de su fin y la fugacidad de los placeres de la carne. Somos signos prematuros que pueblan las calles para advertencia de los incautos.-

- ¡Viva la Santa Madre de Dios! - Gritó el piadoso Pez muerto.

Y la Virgen María- ¡Oremos!-

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